miércoles, 8 de junio de 2011

Regresa de Libia Don Sixto Enrique de Borbón

París / Madrid, 4 junio 2011. [Asociación Santa María de África]. Su Alteza Real Don Sixto Enrique de Borbón regresó a París a última hora de ayer viernes, procedente de Trípoli. Permaneció en Libia desde el pasado domingo 29 de mayo, en misión humanitaria, en representación de la Asociación Santa María de África. Este es un primer resumen de sus impresiones.

La situación en Libia, a pesar de los bombardeos, es de relativa normalidad política, fuera de Bengasi. A excepción de esa ciudad, la población permanece masivamente fiel a Muamar el Gadafi, incluyendo a la mayoría de los jefes tribales, con los que he tenido ocasión de hablar.

Es más: los bombardeos de la OTAN, que hasta el viernes habían causado más de seiscientas cincuenta muertes entre los civiles, están moviendo a los libios a una mayor adhesión a Gadafi. A pesar de las limitaciones impuestas por esta guerra, no hay represión del régimen contra la población; resulta innecesaria. La represión se está dando en Bengasi, centro de operaciones de la coalición franco-británico-estadounidense y sus aliados, donde los rebeldes son responsables de torturas y matanzas contra quienes no les secundan.

El pueblo libio grita cada vez más contra la agresión; pero en los países occidentales son mínimas las voces que se levantan contra este ataque injustificado, ilegal, ilegítimo, atroz. Ni siquiera los nazis hicieron cosas así. He visitado la casa donde murió un hijo de Gadafi con varios niños más. Cuatro misiles fueron lanzados contra la misma. Fue un asesinato, y la voluntad evidente es la de asesinar al propio jefe de Estado.

El vergonzoso ataque contra Iraq, que ha destruido por completo aquella antaño próspera nación, tuvo un pretexto: Kuwait. Un pretexto fútil, falso, pero un pretexto al fin. En el ataque a Libia ni siquiera hay pretexto para la agresión. La decide Nicolás Sarkozy, la República Francesa la prepara y la lanza, los medios se hacen eco de una inexistente represión, y Gran Bretaña, Estados Unidos, la República Italiana y España, se dejan arrastrar a la misma; otros países menores se unen.

Bernard-Henri Lévy parece ser el ideólogo de Sarkozy para esta campaña suicida. Suicida porque desestabiliza el Mediterráneo y alienta la somalización de la zona, además de dar alas a los mahometanos radicales, que hasta ahora estaban controlados y sometidos por Gadafi. Para España es doblemente perjudicial: además de involucrarla en una injusticia terrible, el Gobierno de Madrid está actuando contra los propios intereses españoles, económicos --petrolíferos en particular-- y geoestratégicos. Qué decir de la traición del Gobierno italiano, violando tratados firmados apenas meses antes.

¿Corrió riesgo Vuestra Alteza por los bombardeos?

Hubo bombardeos muy cercanos a donde se encontraba nuestro grupo, aunque gracias a Dios no nos alcanzaron. La destrucción causada es muy grande. Todavía no irreversible, quizá. ¿Hará algo el Consejo de Seguridad de la ONU? Cabría esperar que Rusia tomase la iniciativa en este sentido, pero puede que haya que aguardar a que Vladimir Putin retorne a la presidencia. Y dentro de un año puede ser demasiado tarde.

¿Puede continuar la OTAN esta agresión ilegal? Esta mañana comenzaron a utilizar los helicópteros de ataque. Parece que existe la voluntad de devastar el país. ¿A mayor gloria electoral de Sarkozy?

Don Sixto Enrique de Borbón ha recibido peticiones concretas de ayuda humanitaria para nuestra asociación, de las que informaremos próximamente.

Mientras tanto, como ya saben los seguidores de nuestra página en Facebook, en Francia se ha anunciado que se llevará a Sarkozy a los tribunales por crímenes contra la humanidad; la Asociación Santa María de África está llevando a cabo gestiones para ver de coordinar un equipo internacional de abogados con ese fin. En la Cámara de Representantes de los Estados Unidos también se han debatido iniciativas, hasta ahora derrotadas, para exigir la retirada de las tropas estadounidenses, poniendo de manifiesto que la decisión presidencial de atacar a Libia es, según la legislación estadounidense, una decisión dictatorial de Barack Hussein Obama que viola la Constitución de los EE.UU.