(Jóvenes margaritas en la manifestación carlista contra el divorcio)
Se han cumplido 30 años de la aprobación de la primera ley del divorcio en España durante el régimen de la dinastía usurpadora (durante la II República se aprobó una ley del divorcio que apenas tuvo vigencia). Más de un millón de matrimonios han sido destruidos desde entonces, en una intolerable intromisión totalitaria del Estado sobre el derecho canónico que incluso es contraria a los acuerdos firmados con la Santa Sede, sin que ninguna de las partes hayan denunciando dicha ilegalidad. Fernández Ordóñez, Ministro de Justicia demócratacristiano, tildado por el Cardenal Tarancón de "buen cristiano" y miembro del lobby proyankee en España fue el redactor e impulsor principal de dicha ley. Los carlistas fueron el único grupo político que salió a la calle para oponerse a este atentado a la familia. El diario izquierdista El Pais recogía de este modo la movilización del día 5 de diciembre de 1980:
- "Los españoles no tenemos la culpa de que Ordóñez sea ateo". Esta alusión al ministro de Justicia, pronunciada por Santiago Martínez Campos, jefe nacional de las Juventudes Tradicionalistas, arrancó ayer los aplausos de los alrededor de 4.000 asistentes -20.000, según los convocantes- a la manifestación que había convocado bajo el lema Familia, si; divorcio, no. "Suárez, masón, queremos religión" y "No se ve, no está aquí, el obispo de Madrid" fueron algunas de las consignas coreadas. También lanzaron gritos contra el Rey [el periodista se refiere al Jefe de Estado, Juan Carlos. Nota del transcriptor]. Cuando la manifestación llegó a la plaza de Roma, un altavoz advirtió a los presentes: "Cristo no murió por nosotros para que ahora vengan a plantear leyes contra Él" [en el original de El País en minúsculas. Ndt].
Desde entonces la dinámica destructora ha ido en aumento. En la manifestación reseñada ya se advertía sobre la inminente llegada del aborto, que algunos partidarios demócratacristianos del divorcio se empeñaban en negar. Después llegó la unión aberrosexualista, el divorcio express y la imposición de la mentalidad antifamiliar desde todos los resortes estatales. Lo que ha redundado en la destrucción del futuro demográfico de España. España se muere como pueblo. Tenemos una sociedad desestructurada, envejecida y decadente que será sustituida por las oleadas de los nuevos bárbaros procedentes del fanatismo islamista. Situación no espontánea, sino plenamente planificada cuyo primer episodio tuvo lugar con la aprobación de la primera ley del divorcio.
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