sábado, 5 de diciembre de 2009

Pequeña derrota del neomarxismo tras las elecciones en Honduras

El profesor Porfirio Lobo, ganador de las elecciones en Honduras.

Honduras puede respirar tranquila... de momento. La restauración de la pura legalidad positiva (que no otra cosa fue la expulsión del neomarxista narcorridero Zelaya) llegó hasta el final, pese a las insufribles presiones del bloque izquierdista hispanoamericano, más o menos radical. Es decir, desde Micheletti hasta Castro, pasando por los Kirchner, Vázquez (Mújica seguirá su senda en la región), Lula, Ortega, Correa y Chávez. Presiones constantes, que se aprovecharon además de la "Cumbre Hispano-Lusa" para intentar desprestigiar aún más a los poderes constituidos de Honduras que se limitaron a aplicar la ley. Zelaya en esta crisis ha jugado un papel auténticamente circense, demostrando el poco apoyo popular del que goza. El presidente interino Micheletti por tiempos demostró su falta de capacidad y talla política, flaqueando ante presiones que han quedado en nada. Por momentos se especulo con la posibilidad de la ilegal restitución de Zelaya, situación que habria generado en un enorme enfrentamiento civil y la no descartable intervención armada directa de regímenes neomarxistas en Honduras.

El gobierno neomarxista de ocupación de España ha hecho otro clamoroso ridículo, desdiciéndose continuamente sobre su reconocimiento de las elecciones en Honduras. Finalmente reconoce el resultado de las mismas, pese al tono chulesco y prepotente con el que el Ministro de Exteriores se dirigió al pueblo hondureño, animándole a boicotear las elecciones. La vacilante política exterior norteamericana también dió un giro y respetará el resultado electoral, sin duda ante la percepción de la inutilidad de las presiones internacionales para restituir a Zelaya.

Finalmente las elecciones se celebran en paz y tranquilidad, reconocido hasta por la prensa más furiosamente progre. Triunfó el candidato conservador, Porfirio Lobo, del Partido Nacional con el 56% de los votos. Y la participación fue la normal. Es decir, baja.

Sin embargo si los pueblos hispánicos quieren salir de esta dinámica enfermiza de golpes y contragolpes es momento oportuno para repensar el frágil equilibrio de las repúblicas que comenzaron a nacer hace dos siglos. Así como la oportunidad para reencontrarse con los fundamentos que dieron auténtica paz, prosperidad y libertad al continente, que no fueron otros que la Religión y la Monarquía Hispánica.
Libro especialmente recomendado a este efecto: Españoles que no pudieron serlo de José Antonio Ullate, Ed Libros Libres

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