Los rojos usaron los reclamos patrióticos torticera e interesadamente.
Los campeones de la desinformación y manipulación histórica, los que se unen a los liberales para presentar una visión deformada del carlismo mereciendo --con toda justicia-- el deshonor de ser los peores enemigos del carlismo han vuelto a esparcir sus mentiras desde el diario proetarra GARA. Un tal Francisco Javier Ventura Sanjuán (sus apellidos denotan el furor del "maqueto" que desea ser aceptado por el racismo nacionalista) ha lanzado sus disparates mezclando la numantina resistencia de los guerrilleros carlistas que no depusieron las armas pese a la tregua del ejército carlista, con esa chusma stalinista que se llamó "maquis". Envenenado por la errónea interpretación marxista de la historia se empeña en una imposible identificación de unos y otros por la estracción social humilde de ambos. Una visión determinista más que matizable, pues no todos los guerrilleros carlistas pasaban penurias económicas, ni mucho menos los stalinistas del "maquis"; y en cualquier caso la motivación guerrillera de los carlistas era ante todo doctrinal: legitimista y antiliberal.
¿Quienes fueron la "Agrupación de Guerrilleros Españoles", o "maquis"?
Resulta curioso además que sea en un medio tan hostilmente antiespañol como el proetarra GARA en el que se publique un alegato en favor del "maquis". Más todavia que el autor citado, el "maqueto" Ventura eluda sistemáticamente la palabra España en su escrito, sustiyéndola al gusto de los nacionalistas por "Estado". Si por algo se caracterizó la Agrupación de Guerrilleros Españoles o "maquis" es por mantener e incluso acrecentar todo el discurso nacionalista español del que en ocasiones hizo gala el bando republicano y la facción comunista. Eran comunes durante la Cruzada los carteles de los rojos llamando a luchar contra "el invasor", haciendo un paralelismo incongruente con la guerra patriótica y antiliberal contra el invasor francés de 1808-1814, así como la exaltación patriótica --tan grande o mayor que en el bando nacional-- de los discursos de Prieto o de Miguel Hernández y en general de toda la parafernalia republicana. El mismo himno oficial republicano, el "himno de Riego" no era más que un himno nacionalista español decimonónico. En su versión oficial decía:
(...)
De nuestros acentos
el orbe se admire
y en nosotros mire
los hijos del Cid.
Soldados la patria
nos llama a la lid,
juremos por ella
vencer o morir.
(...)
el orbe se admire
y en nosotros mire
los hijos del Cid.
Soldados la patria
nos llama a la lid,
juremos por ella
vencer o morir.
(...)
Este discurso brotó en ocasiones de un elemental y natural instinto patriótico, que obviamente se proyectó sobre la patria real, la española, y no sobre las naciones imaginarias que defendían los separatistas. Pero en el fondo subyacía también la convicción ideológica del nacionalismo jacobino que defendían los republicanos y especialmente los socialistas y comunistas: el paradigma del Estado-nación (en un contexto internacionalista) frente a la Patria como Tradición. El devenir de los años, paradójicamente, hizo que socialistas y comunistas abrazasen ese mismo paradigma liberal del Estado-nación en las naciones imaginarias e hiciesen de comparsa de los separatistas frente a su anterior nacionalismo españolista sobre la Patria auténtica. Sin embargo, en los años que nos ocupan sigue muy presente ese nacionalismo español entre socialistas y comunistas y muy particularmente entre los "maquis".
Jesús Monzón, jerarca comunista navarro, al que salvó de ser detenido al inicio de la guerra el carlista Francisco Lizarza (uno más entre los cientos de casos, como el recientemente recordado de Miguel Hernández, en los que los carlistas usaron su influencia para aliviar las merecidas condenas a muchos rojos), jefe del PCE en Francia tras el final de la Cruzada, fundó la Unión Nacional Española, que fue el germen político de la Agrupación de Guerrilleros Españoles, que es como en verdad se llamó el "maquis". Sus soflamas se lanzaban desde Francia a través de la llamada Radio España Independiente. El más importante manifiesto político de dicha Unión señala:
"Invitamos pública y solemnemente a los españoles que profesan otros credos diferentes de los nuestros, y más especialmente a los católicos, a los monárquicos de las dos ramas y al ejército a participar con nosotros en la Junta Suprema de Acción Nacional que, al frente de todos los españoles, va a derribar a Franco y Falange e instaurar un gobierno de Unión Nacional y Salvación de España". Después se invitaba directamente a los Ejércitos a participar en el nuevo e ilusorio gobierno. Curiosa reivindicación de patriotismo y militarismo español en GARA.
Sin embargo pese a la grandilocuencia patriótica del discurso usado por los internacionalistas, los "maquis" muy pronto se revelaron como una verdadera chusma delincuencial y stalinista. Asesinando impunemente y expoliando los pueblos que acupaban, que fueron muy pocos por el escaso apoyo popular del que disfrutaron. El terror que impusieron fue herencia y continuación del terror rojo de la España controlada por la República, llegando incluso a martizar a varios sacerdotes. Si algún exceso cometieron los guerrilleros carlistas, abocados por la necesidad a algún saqueo, jamás llegaron a ser tan graves como los que cometieron los maquis por sistema.
Por otro lado es significativo el llamamiento expreso que hace la Agrupación de Guerrilleros Españoles a los "católicos" y a los "monárquicos de las dos ramas". Los carlistas en los años que actúa dicha Agrupación se encuentra en frontal oposición al régimen de Franco. Hay enfrentamientos continuos en las calles contra la policía con ocasión de cualquier acto político o romería carlista. Sin duda era una coyuntura ideal para hacer un llamamiento a los carlistas. Pero los carlistas tenían muy claro que su mayor enemigo era el comunismo que traerían los "maquis" pese al apoyo que tenian de las democracias europeas y de lo moderado y patriótico de su discurso.
El Carlismo contra el "maquis".
Cuando se empezó a organizar el "maquis" el carlismo volvió a coger las armas para evitar la invasión stalinista de España. Estuvieron en unos casos siguiendo la llamada de las autoridades militares y en otros casos pese a ellas, como en las partidas de los requetés aragoneses y valencianos. Son varios los relatos de carlistas de aquella época que han contado como tenian las armas preparadas e incluso la instrucción realizada para el caso de que triunfase la invasión comunista de España. Algunos de esos carlistas estaban recién llegados de Rusia, de combatir al stalinismo en la División Española de Voluntarios. Curiosamente Stalin usó una táctica parecida a la del maquis, haciendo un llamamiento patriótico frente a los voluntarios anticomunistas e incluso invocando a la religión y permitiendo, sólo temporalmente, la reapertura de los templos ortodoxos.
En el Maestrazgo y otras zonas donde los guerrilleros carlistas históricamente pusieron en jaque a las autoridades liberales de hecho no hay movimientos de "maquis" pese a que eran el terreno ideal para la guerrilla. Y no hay movimientos de "maquis" precisamente porque eran zonas carlistas. Transcribimos finalmente, pese a la negativa valoración que nos merece alguna figurante relevante a la que alude, a don Antonio Lizarza Iribaren en "Memorias de la Conspiración 1931-1936"; Editorial Gómez de Pamplona, 1954.
En el verano de 1944, por causa de la victoria de los aliados, cambió completamente la situación de Francia, hasta entonces ocupada por los alemanes. El 6 de junio los aliados habían logrado desembarcar en Normandía. El 25 de julio rompían el frente alemán en Avranches y se desparramaban por Francia hacia Paris, que era liberado el 25 de agosto. Con está operaciones quedaba consumada la liberación de todo el sur de Francia y los rojos españoles, que tan eficazmente habían combatido a los alemanes en el Maquis, dueños de la situación.
Llenos de merecimientos por Francia, organizados militarmente, bien armados, estando los ejércitos aliados demasiado ocupados en la lucha contra la Wehrmacht, que había logrado frenarlos en la frontera germana, se presentaba a los Maquis españoles una magnifica oportunidad de irrumpir en España para provocar revoluciones y la guerra civil. había sobre todo, el peligro de que enlazaran con los centros obreros de Vizcaya y Asturias.
Inmediatamente el General Yagüe se percató del gran peligro y dió orden de crear una Jefatura Regional de Partidas para organizar un Maquis Blanco, que colaborase con el Ejército en la contención de los rojos y, si no podía evitarse su invasión, que constituyese la resistencia armada en los núcleos montañosos de Navarra. El Ejercito por su parte facilitaría el armamento correspondiente de estas guerrillas. Un alto Militar, que había eficazmente colaborado en la preparación del Alzamiento en Navarra, fué el encargado de esta tarea.
Pronto recurrió a mi. Quería fuera yo quien organizara las guerrillas, tomando como base los antiguos Jefes de Requetés y los excombatientes de los pueblos. Pero yo no acepte. Estaba cansado; ya había cumplido sobradamente mis deberes de español. Había muchos que podían hacerlo, mas jóvenes que yo y menos fatigados.
Aunque mucho me insistió mantuve mi negativa. Fué entonces cuando aquel militar recurrió a mi fibra carlista. Marchó a visitar al Conde de Rodezno, a quien expuso la peligrosa situación, lo que se proyectaba, mi negativa, etc. Rodezno me llamó a su despacho de la Vicepresidencia de la Diputación , en presencia de aquel prestigioso militar. No le fue difícil al Conde su labor de persuasión, contaba con nuestra vieja amistad, me conocía bien, supo tocar mis sentimientos de español y de carlista, y me empujó de nuevo a la empresa. Me prometió toso su apoyo, el de la Diputación traducido en libertad de movimientos, con coche a mi disposición, un motorista, etc. Sería a mediados de agosto, cuando esto ocurría.
Se dividió la provincia en cuatro zonas: Zona Norte, correspondiente, grosso modo a la parte septentrional de la Merindad de Pamplona, es decir, a la antigua Sozmerindad de Larráun, que tenía por límite sur la Sierra de Aralar. Zona de Navascuéz, que también, a grandes líneas, se identifica con la Merindad de Sangüesa. Zona de Estella, y Zona Sur (comprendiendo ésta las merindades de Olite y Tudela).
Se nombraron Jefes de estas Zonas: a D. Juan Villanueva, Capitán de Requetés, para la de Pamplona. A D. Amadeo Marco, Capitán de Requetés, Jefe de la Zona de Navascués. A D. José Ochoa, Capitán de la G.C., de la Zona de Estella, y a D. Alfredo Sotelo, Capitán entonces del Batallón de Cazadores de Muntejurra nº20 de la Zona Sur.
El problema más difícil era organizar las dos primeras Zonas, la de Pamplona y la de Navascués. Por un lado eran las que primeramente sufrirían la embestida; por la otra parte el carácter más frío de sus habitantes con cierta influencia del nacionalismo o el cansancio de la guerra del 36, eran causas que hacían temer una fría acogida a nuestros proyectos.
Me encargué por ello personalmente de la organización de estas Zonas y de nuevo comenzó mi peregrinar por las tierras navarras. D. Juan Villanueva y D Amadeo Marco me ayudaron mucho. También trabajó incansable D. Antonio Garro, que todas las tardes salía con su moto a cumplir las consignas que yo le daba.
ZONA NORTE:
Comprendía, como he dicho, la parte de la Merindad de Pamplona, al norte de la línea señalada por la Sierra de Aralar. En ella se organizaron cinco Partidas , con misiones concretas cada una. Refugio para todas sería el macizo montañoso señalado por el triangulo Leiza-Articutza-Velate.
1ª Partida: formada por 94 hombres del valle de Ulzama y 48 del de basaburúa (total 142 hombres). Su misión era controlar el Puerto de Velate.
2ª Partida: de 59 hombres, 18 de Lanz con 41 del Valle de Ezcabarte, que tendrían por tarea la vigilancia de la frontera desde el Monte Sayosa hasta la regata de Irurita.
3ª Partida: de 107 hombres en Santesteban y su comarca, y Valle de Bertizarana, para controlar la salida del valle de Baztán, en especial el nudo de carreteras de Oronoz-Mugaire.
4ª Partida: en las Cinco Villas, para cerrar los accesos de Echalar y Vera, foamada por 63 hombres.
5ª Partida: de 105 hombres: Larráun 18; Leiza 35; Areso 10; Ezcurra 13; Erasun 16; Labayen 11; Saldias 11; con la misión de los Puertos de San Milguecho, Azpiroz, Huici y Alto de Ezcurra.
Posteriormente se amplió la organización de las Partidas a la Zona sur de la Merindad de Pamplona, es decir a la llamada antiguamente Sozmerindad de la tierra de Echarri-Aranaz, que dió un contingente de hasta 442 hombres: 112 del valle de Araquil, 53 el de Ergoyena y el resto La Burunda o Barranca.
Quedó, pues lista una fuerza de 918 guerrilleros en la Merindad de Pamplona: 476 correspondientes a la zona Norte de la Merindad y 441 a la Zona Sur.
ZONA DE NAVASCUES
Jefe D. Amadeo Marco, Capitán de Requetés que había sido en el glorioso Tercio de Nuestra Señora del Camino, Medalla Militar Individual. Era esta Zona la Merindad de Sangüesa, lindando al norte con Francia, al Este con la raya de Aragón, la Línea Sangüesa-Lumbier-Monreal marcaba el Sur de esta Zona, y el valle del Ebro el Oeste. Se organizaron cuatro Partidas:
1ª Partida: con 266 hombres. Valle de Roncal 66; Salazar 140 y Comarca de Navascues 50. Tenía por objetivo la vigilancia de los pasos pirenaicos de Salazar y Roncal.
2ª Partida de Aoiz y su Región de 68 hombres: Aoiz 52; Urroz 16. Para vigilar sus pasos fronterizos.
3ª Partida de 182 hombres en los valles de Esteríbar (133 guerrilleros), y Ebro, Burguete y Aézcoa el resto. Se encargarían de controlar las salidas correspondientes de su zona.
4ª Partida de 164 hombres. Se preparó en la línea Sangüesa-Lumbier- Monreal, para cortar la comunicación de Pamplona a Jaca (Sada daría 25; Aibar 39; Cáseda 65; Lumbier 45).
Estas cuatro Partidas sumaban 690 hombres y tendrían como refugios los montes de Roncal, de Abodi, La Sierra de Navascues, las de Aláiz, Izco y Leyre.
ZONA DE ESTELLA
Jefe D José Ochoa, Capitán de la Guardia Civil. Abarcaba esta zona la comarca limitada por los valles de Echauri y Goñi, Las sierras de Urbasa y Andía, la raya con Alava y Rioja, desde Larraona en Améscoa Alta hasta San Adrián en la Orilla del Ebro, Carcar, Lerin, Larraga, Medigorria, Puente la Reina y Salinas de oro. Serian sus refugios las Sierras de Andía, Urbasa Santiago Lóquiz y Codés. Se organizaron:
1ª Partida: con cabecera en Abárzuza, comprendiendo la comarca de Echauri, Val de Goñi, Lezáun, Abarzuza Cirauqui, Mañeru y Puente la Reina.
2ª Partida: en las Améscoas y Valles de Allín que tenía por y cabecera Murieta.
3ª Partida: en los Arcos y su Comarca.
4ª Partida: en Viana con refugio en Codés y Sierra Cantabria.
5ª Partida: organizada en pequeños grupos, en la región de Alló, Lerín y Larraga.
6ª Partida: en la orilla del Ebro (San Adrián, Lodosa, Mendavía, Sartaguda).
El contenido de todas estas Unidades era actuar sobre las comunicaciones de Pamplona con Logroño y Vitoria, sobre la orilla del Ebro y sobre el nudo de comunicaciones de Logroño.
ZONA SUR
Jefe D. Alfredo Sotelo, Capitán del Ejercito. Comprendía las Merindades de Olite y Tudela. Se organizaron dos partidas:
1ª Partida: de unos 200 hombres que tendrían su refugio en las Sierras de Aláiz e Izco y en los montes de Ujué y estaba formada por gentes de Tafalla, Artajona, Berbinzana, Miranda de Arga, Ujué, Gallipienzo, Eslava, Lerga, Leoz, Orisoain, Barasoain, y pueblos comprendidos dentro de ese cinturón.
2ª Partida: de más de 200 hombres, se constituyó sobre Olite, San Martín de Unx, Peralta, Falces, Marcilla, Caparroso, Murillo, Mélida, Santacara y Carcastillo.
Aunque no tiene zona montañosa -decía un escrito de la Jefatura de Partidas- , tiene próximas las Bardenas, zona poco poblada, con pocas comunicaciones, que es un buen refugio. En último caso, su actuación podría ser en pequeños grupos para golpes de mano aislados.
La misión de estas dos Partidas era interceptar o dificultar la comunicación de Pamplona con Zaragoza. Se pensó en organizar una tercera en Tudela y pueblos de su Zona, que actuase en pequeños grupos sobre el nudo de comunicaciones de Tudela y que se refugiaría también en las Bardenas.
Toda esta organización quedó rápidamente ultimada y un gran secreto la rodeó, y muy pocos extraños supieron de ella. Nos encontramos con un magnífico espíritu en aquellos que nunca nunca bien ponderados y admirados antiguos Jefes de Requetés.
Casi todos respondieron magníficamente, y no digo todos, porque bastantes de ellos habían cumplido su juramento de fidelidad para con España dando su vida en la guerra del 36.
No hay palabras para la alabanza de estos buenos Españoles. Supieron organizar el estallido glorioso del 19 de Julio; acabada la guerra, volvieron a sus casas sin nada pedir. Cuando de nuevo se les pidió su concurso, lo dieron leales y bravos. EN ELLOS ESTA EL MEJOR ESPÍRITU DE NAVARRA. QUE DIOS LES BENDIGA POR SU GENEROSIDAD Y SU PATRIOTISMO, QUE EN LO TERRENO NO CABE RECOMPENSA.
En octubre de aquel año de 1944 comenzaron las incursiones de los Maquis. Afortunadamente no tuvieron la importancia que se había temido y tampoco tuvieron la fuerza de producir alteraciones en el interior de España. Fueron fácilmente liquidados o rechazados.
A pesar de lo prometido no se juzgo necesario armar a los guerrilleros, y el ejercito regular acabó con la pesadilla. Y así concluyo este interesante episodio, que hasta hoy permanecía inédito.
Hoy, que por primera vez sale a la luz pública, interesa rendir público homenaje a aquel magnífico espíritu con que respondieron los pueblos a la llamada.
Era la Patria y su Paz quienes peligraban y los dignos Jefes de Requetés y Requetés no faltaron a su puesto de honor. Si los Requetés y los ex-combatientes comprometidos hubiesen sido requeridos, ellos se hubieran bastado a liquidar rápidamente el peligro. Su conocimiento del terreno valía mucho y si hubiera sido necesario, ellos habrían arrastrado tras de si a toda la Juventud de Navarra y NO HUBIERA SIDO IMPOSIBLE UN NUEVO 19 DE JULIO, Y DIGO ESTO PORQUE LOS PALPE Y LO VI.
Llenos de merecimientos por Francia, organizados militarmente, bien armados, estando los ejércitos aliados demasiado ocupados en la lucha contra la Wehrmacht, que había logrado frenarlos en la frontera germana, se presentaba a los Maquis españoles una magnifica oportunidad de irrumpir en España para provocar revoluciones y la guerra civil. había sobre todo, el peligro de que enlazaran con los centros obreros de Vizcaya y Asturias.
Inmediatamente el General Yagüe se percató del gran peligro y dió orden de crear una Jefatura Regional de Partidas para organizar un Maquis Blanco, que colaborase con el Ejército en la contención de los rojos y, si no podía evitarse su invasión, que constituyese la resistencia armada en los núcleos montañosos de Navarra. El Ejercito por su parte facilitaría el armamento correspondiente de estas guerrillas. Un alto Militar, que había eficazmente colaborado en la preparación del Alzamiento en Navarra, fué el encargado de esta tarea.
Pronto recurrió a mi. Quería fuera yo quien organizara las guerrillas, tomando como base los antiguos Jefes de Requetés y los excombatientes de los pueblos. Pero yo no acepte. Estaba cansado; ya había cumplido sobradamente mis deberes de español. Había muchos que podían hacerlo, mas jóvenes que yo y menos fatigados.
Aunque mucho me insistió mantuve mi negativa. Fué entonces cuando aquel militar recurrió a mi fibra carlista. Marchó a visitar al Conde de Rodezno, a quien expuso la peligrosa situación, lo que se proyectaba, mi negativa, etc. Rodezno me llamó a su despacho de la Vicepresidencia de la Diputación , en presencia de aquel prestigioso militar. No le fue difícil al Conde su labor de persuasión, contaba con nuestra vieja amistad, me conocía bien, supo tocar mis sentimientos de español y de carlista, y me empujó de nuevo a la empresa. Me prometió toso su apoyo, el de la Diputación traducido en libertad de movimientos, con coche a mi disposición, un motorista, etc. Sería a mediados de agosto, cuando esto ocurría.
Se dividió la provincia en cuatro zonas: Zona Norte, correspondiente, grosso modo a la parte septentrional de la Merindad de Pamplona, es decir, a la antigua Sozmerindad de Larráun, que tenía por límite sur la Sierra de Aralar. Zona de Navascuéz, que también, a grandes líneas, se identifica con la Merindad de Sangüesa. Zona de Estella, y Zona Sur (comprendiendo ésta las merindades de Olite y Tudela).
Se nombraron Jefes de estas Zonas: a D. Juan Villanueva, Capitán de Requetés, para la de Pamplona. A D. Amadeo Marco, Capitán de Requetés, Jefe de la Zona de Navascués. A D. José Ochoa, Capitán de la G.C., de la Zona de Estella, y a D. Alfredo Sotelo, Capitán entonces del Batallón de Cazadores de Muntejurra nº20 de la Zona Sur.
El problema más difícil era organizar las dos primeras Zonas, la de Pamplona y la de Navascués. Por un lado eran las que primeramente sufrirían la embestida; por la otra parte el carácter más frío de sus habitantes con cierta influencia del nacionalismo o el cansancio de la guerra del 36, eran causas que hacían temer una fría acogida a nuestros proyectos.
Me encargué por ello personalmente de la organización de estas Zonas y de nuevo comenzó mi peregrinar por las tierras navarras. D. Juan Villanueva y D Amadeo Marco me ayudaron mucho. También trabajó incansable D. Antonio Garro, que todas las tardes salía con su moto a cumplir las consignas que yo le daba.
ZONA NORTE:
Comprendía, como he dicho, la parte de la Merindad de Pamplona, al norte de la línea señalada por la Sierra de Aralar. En ella se organizaron cinco Partidas , con misiones concretas cada una. Refugio para todas sería el macizo montañoso señalado por el triangulo Leiza-Articutza-Velate.
1ª Partida: formada por 94 hombres del valle de Ulzama y 48 del de basaburúa (total 142 hombres). Su misión era controlar el Puerto de Velate.
2ª Partida: de 59 hombres, 18 de Lanz con 41 del Valle de Ezcabarte, que tendrían por tarea la vigilancia de la frontera desde el Monte Sayosa hasta la regata de Irurita.
3ª Partida: de 107 hombres en Santesteban y su comarca, y Valle de Bertizarana, para controlar la salida del valle de Baztán, en especial el nudo de carreteras de Oronoz-Mugaire.
4ª Partida: en las Cinco Villas, para cerrar los accesos de Echalar y Vera, foamada por 63 hombres.
5ª Partida: de 105 hombres: Larráun 18; Leiza 35; Areso 10; Ezcurra 13; Erasun 16; Labayen 11; Saldias 11; con la misión de los Puertos de San Milguecho, Azpiroz, Huici y Alto de Ezcurra.
Posteriormente se amplió la organización de las Partidas a la Zona sur de la Merindad de Pamplona, es decir a la llamada antiguamente Sozmerindad de la tierra de Echarri-Aranaz, que dió un contingente de hasta 442 hombres: 112 del valle de Araquil, 53 el de Ergoyena y el resto La Burunda o Barranca.
Quedó, pues lista una fuerza de 918 guerrilleros en la Merindad de Pamplona: 476 correspondientes a la zona Norte de la Merindad y 441 a la Zona Sur.
ZONA DE NAVASCUES
Jefe D. Amadeo Marco, Capitán de Requetés que había sido en el glorioso Tercio de Nuestra Señora del Camino, Medalla Militar Individual. Era esta Zona la Merindad de Sangüesa, lindando al norte con Francia, al Este con la raya de Aragón, la Línea Sangüesa-Lumbier-Monreal marcaba el Sur de esta Zona, y el valle del Ebro el Oeste. Se organizaron cuatro Partidas:
1ª Partida: con 266 hombres. Valle de Roncal 66; Salazar 140 y Comarca de Navascues 50. Tenía por objetivo la vigilancia de los pasos pirenaicos de Salazar y Roncal.
2ª Partida de Aoiz y su Región de 68 hombres: Aoiz 52; Urroz 16. Para vigilar sus pasos fronterizos.
3ª Partida de 182 hombres en los valles de Esteríbar (133 guerrilleros), y Ebro, Burguete y Aézcoa el resto. Se encargarían de controlar las salidas correspondientes de su zona.
4ª Partida de 164 hombres. Se preparó en la línea Sangüesa-Lumbier- Monreal, para cortar la comunicación de Pamplona a Jaca (Sada daría 25; Aibar 39; Cáseda 65; Lumbier 45).
Estas cuatro Partidas sumaban 690 hombres y tendrían como refugios los montes de Roncal, de Abodi, La Sierra de Navascues, las de Aláiz, Izco y Leyre.
ZONA DE ESTELLA
Jefe D José Ochoa, Capitán de la Guardia Civil. Abarcaba esta zona la comarca limitada por los valles de Echauri y Goñi, Las sierras de Urbasa y Andía, la raya con Alava y Rioja, desde Larraona en Améscoa Alta hasta San Adrián en la Orilla del Ebro, Carcar, Lerin, Larraga, Medigorria, Puente la Reina y Salinas de oro. Serian sus refugios las Sierras de Andía, Urbasa Santiago Lóquiz y Codés. Se organizaron:
1ª Partida: con cabecera en Abárzuza, comprendiendo la comarca de Echauri, Val de Goñi, Lezáun, Abarzuza Cirauqui, Mañeru y Puente la Reina.
2ª Partida: en las Améscoas y Valles de Allín que tenía por y cabecera Murieta.
3ª Partida: en los Arcos y su Comarca.
4ª Partida: en Viana con refugio en Codés y Sierra Cantabria.
5ª Partida: organizada en pequeños grupos, en la región de Alló, Lerín y Larraga.
6ª Partida: en la orilla del Ebro (San Adrián, Lodosa, Mendavía, Sartaguda).
El contenido de todas estas Unidades era actuar sobre las comunicaciones de Pamplona con Logroño y Vitoria, sobre la orilla del Ebro y sobre el nudo de comunicaciones de Logroño.
ZONA SUR
Jefe D. Alfredo Sotelo, Capitán del Ejercito. Comprendía las Merindades de Olite y Tudela. Se organizaron dos partidas:
1ª Partida: de unos 200 hombres que tendrían su refugio en las Sierras de Aláiz e Izco y en los montes de Ujué y estaba formada por gentes de Tafalla, Artajona, Berbinzana, Miranda de Arga, Ujué, Gallipienzo, Eslava, Lerga, Leoz, Orisoain, Barasoain, y pueblos comprendidos dentro de ese cinturón.
2ª Partida: de más de 200 hombres, se constituyó sobre Olite, San Martín de Unx, Peralta, Falces, Marcilla, Caparroso, Murillo, Mélida, Santacara y Carcastillo.
Aunque no tiene zona montañosa -decía un escrito de la Jefatura de Partidas- , tiene próximas las Bardenas, zona poco poblada, con pocas comunicaciones, que es un buen refugio. En último caso, su actuación podría ser en pequeños grupos para golpes de mano aislados.
La misión de estas dos Partidas era interceptar o dificultar la comunicación de Pamplona con Zaragoza. Se pensó en organizar una tercera en Tudela y pueblos de su Zona, que actuase en pequeños grupos sobre el nudo de comunicaciones de Tudela y que se refugiaría también en las Bardenas.
Toda esta organización quedó rápidamente ultimada y un gran secreto la rodeó, y muy pocos extraños supieron de ella. Nos encontramos con un magnífico espíritu en aquellos que nunca nunca bien ponderados y admirados antiguos Jefes de Requetés.
Casi todos respondieron magníficamente, y no digo todos, porque bastantes de ellos habían cumplido su juramento de fidelidad para con España dando su vida en la guerra del 36.
No hay palabras para la alabanza de estos buenos Españoles. Supieron organizar el estallido glorioso del 19 de Julio; acabada la guerra, volvieron a sus casas sin nada pedir. Cuando de nuevo se les pidió su concurso, lo dieron leales y bravos. EN ELLOS ESTA EL MEJOR ESPÍRITU DE NAVARRA. QUE DIOS LES BENDIGA POR SU GENEROSIDAD Y SU PATRIOTISMO, QUE EN LO TERRENO NO CABE RECOMPENSA.
En octubre de aquel año de 1944 comenzaron las incursiones de los Maquis. Afortunadamente no tuvieron la importancia que se había temido y tampoco tuvieron la fuerza de producir alteraciones en el interior de España. Fueron fácilmente liquidados o rechazados.
A pesar de lo prometido no se juzgo necesario armar a los guerrilleros, y el ejercito regular acabó con la pesadilla. Y así concluyo este interesante episodio, que hasta hoy permanecía inédito.
Hoy, que por primera vez sale a la luz pública, interesa rendir público homenaje a aquel magnífico espíritu con que respondieron los pueblos a la llamada.
Era la Patria y su Paz quienes peligraban y los dignos Jefes de Requetés y Requetés no faltaron a su puesto de honor. Si los Requetés y los ex-combatientes comprometidos hubiesen sido requeridos, ellos se hubieran bastado a liquidar rápidamente el peligro. Su conocimiento del terreno valía mucho y si hubiera sido necesario, ellos habrían arrastrado tras de si a toda la Juventud de Navarra y NO HUBIERA SIDO IMPOSIBLE UN NUEVO 19 DE JULIO, Y DIGO ESTO PORQUE LOS PALPE Y LO VI.
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