Ante la próxima embestida del separatismo contra Navarra a través de las pretensiones anexionistas del presidente del gobierno autónomico de las Vascongadas, Juan José Ibarreche, procede hacer una reflexión y un ejercicio de verdadera memoria histórica. Del desastroso planeamiento territorial de la constitución de 1978 vienen estos lodos. Tras ocho años de gobierno del PP, contando incluso con mayoría absoluta, y tras doce años de gobierno falsariamente foralista de UPN estamos en la misma coyuntura derivada de la constitución de 1978, amparada y proyectada por los epígonos del franquismo y firmada y promulgada por el sucesor del mismo General Franco. El Carlismo identificó desde el primer momento el problema y lo denunció, sin alterar su postura. Sirva este documento de 1978 para dar fe de la misma. Los partidos del sistema no puede ser alternativa ni se puede aguantar por más tiempo que se oponga la constitución del 78 al proceso de descomposición nacional. Solo en la Tradición, Esperanza de España, reside la solución ante los problemas actuales.
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