lunes, 2 de agosto de 2010

El mundialismo reconoce como Estado al gobierno narcoterrorista islámico de Kosovo. El futuro que viene.

El cínico N.O.M. capitaneado por EE.UU. impulsa la imposición de un nuevo Estado nacido del crimen organizado, el tráfico de drogas, el exterminio serbio y el fanatismo islamista.

La ilegible (por lo enrevesado de su argumentación) sentencia de la Corte Penal Internacional avalando la injustificable, desde la más pura y estricta legalidad internacional formal, secesión de Kosovo respecto de Serbia ha sido la última secuencia de una serie de infames acontecimientos impuestos por de la sinarquía mundialista para la estrategia geopolítica del N.O.M.

El tráfico de drogas, la lucha por el petróleo, el exterminio de los serbios de Kosovo y el camino hacia Eurabia (la instalación de estados musulmanes en el corazón de la geografía europea) pueden explicar lo que en la embobadora superficie mediática aparece como "conflicto de naciones y pueblos".

Kosovo siempre ha sido Serbia por tradición, geografía, historia, religión, cultura, lengua, etnia y todos los elementos que de un modo u otro, unidos o separados, componen una nación. Etimológicamente el nombre de Kosovo es eslavo, tronco de la lengua serbia, y hace referencia a la batalla de los Mirlos, donde nació Serbia hace 700 años. Allí se hallan los monasterios, reliquias e iconos más importantes de Serbia.

El proceso de albanización de la región Serbia de Kosovo se ha hecho con violencia y con presiones extranjeras. La población albanesa se asienta sobre Kosovo tras diversas guerras de agresión del Imperio Otomano contra Serbia y los Balcanes. Y con la intención nunca negada de desplazar a la población autóctona para aumentar el "espacio vital" de la "Gran Albania", proyecto disparatado y carente de cualquier legitimidad y sentido común nacido del nacionalismo albanés.

La población albanesa de la región serbia de Kosovo nunca pretendió integrarse en la cultura de acogida, ni siquiera respetó a esta. La guetización de los albaneses derivaba cuando eran mayoría en el desplazamiento de la población autóctona serbia. Desde 1987 que es cuando se asientan los poblados estables de albaneses en Kosovo -después de la guerra albanoyugoslava por la cual Serbia retrocede en sus fronteras ante la agresión albanesa- más de un millón de serbios han salido de la región de Kosovo. No obstante los serbios aún siguen siendo mayoría en la zona de Metohija, pero por culpa de la invasión y la guerra de destrucción de 1999 tutelada por la OTAN carecen de representación en el parlamento autonómico.

Con el caso de Kosovo comprobamos el enorme embuste de la supuesta lucha contra el islamismo radical de EE.UU. No hay facción islamista más radical que la de los narcoterroristas albaneses que han invadido Kosovo. Y ha sido EE.UU., ya durante la administración Bush, el principal valedor de los invasores albaneses en la secesión de Kosovo. Las banderas de EE.UU. ondearon junto a las de Albania cuando se declaró la ilegal independencia unilateral de la región de Kosovo. Ahora la Corte Penal Internacional, longa manu del mundialismo y los EE.UU. (brazo armado del mundialismo), reconoce del modo más opaco posible la enorme injusticia de la secesión de Kosovo decretada por los invasores mahometanos de Albania.

Asimismo se sienta un precedente que ya se han apresurado a aplaudir los nacionalistas separatistas de España, al convalidar instituciones mundialistas una declaración de independencia de carácter unilateral. Una vez más el nacionalismo separatista unido al mundialismo y al islamismo. Pero lo que realmente favorecen estos nacionalistas apoyando esta ilegalidad e injusticia basada en el exterminio del pueblo serbio es la extensión del Islam, que con la invasión continua de nuestras fronteras acabará llevándose por delante la identidad de los pueblos hispánicos.

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