No eran necesarias sesudas investigaciones policiales ni judiciales para poner de manifiesto algo tan obvio, público y notorio como la interconexión entre la narcoguerrilla de las FARC, la dictadura bananera del neomarxista Chávez y la banda de izquierda separatista ETA. La estrecha colaboración de Chávez con las FARC era más que pública, 0freciendo retaguardia y financiación a la guerrilla terrorista. Paralelamente las FARC colaboran con ETA desde hace años. ETA viajó constantemente a Colombia en busca de entrenamiento con los cárteles de la droga de las guerrillas marxistas. Y en los últimos años, son los etarras los que llegan a entrenar a los miembros de las FARC en el manejo de explosivos de última generación. Parecen confirmarse las relaciones entre el tráfico de drogas en Europa y la financiación de ambos grupos. Además, el ordenador del narcoguerrillero Reyes demostró (ya en el año 2008) los planes de los socios de Chávez para la realización de atentados en España de la mano de ETA.
En el caso de Chávez, el trato dispensado a los etarras en Venezuela es exquisito. Es sabido que el régimen chavista consideró conceder la nacionalidad venezolana a José Ayestarán, Miguel Angel Aldana, Jesús Arteaga y Eugenio Barrutiabengoa que han asesinado a más de cuarenta españoles. Si el ministro del Interior y el presidente del gobierno (de ocupación) repiten constantemente que detendrán a todos los etarras, ¿a que esperan para echar el guante a estos que están perfectamente identificados en un país que se presume aliado del gobierno (de ocupación)? Otros etarras como Cubillas (tres españoles asesinados) llegó a Venezuela por acuerdo directo de Felipe González con dicho país e incluso ocupa un puesto relevante dentro de la administración chavista.
En el caso de Chávez, el trato dispensado a los etarras en Venezuela es exquisito. Es sabido que el régimen chavista consideró conceder la nacionalidad venezolana a José Ayestarán, Miguel Angel Aldana, Jesús Arteaga y Eugenio Barrutiabengoa que han asesinado a más de cuarenta españoles. Si el ministro del Interior y el presidente del gobierno (de ocupación) repiten constantemente que detendrán a todos los etarras, ¿a que esperan para echar el guante a estos que están perfectamente identificados en un país que se presume aliado del gobierno (de ocupación)? Otros etarras como Cubillas (tres españoles asesinados) llegó a Venezuela por acuerdo directo de Felipe González con dicho país e incluso ocupa un puesto relevante dentro de la administración chavista.
Todo esto se sabia de sobra. Extraña por tanto que la Justicia haya tarda tantísimo en exigir investigaciones en Venezuela. El gobierno (de ocupación) ha hecho un ridículo clamoroso volviendo a poner de manifiesto sus contradicciones y debilidad intrínseca en cuant0 quiere aparentar un respeto a las propias normas de su Estado de Derecho que pisotea una y otra vez. La firmeza que ocasionalmente se pretende esgrimir contra ETA no es más que una fachada, pues los diversos grupos ocultos que se reparten el gobierno de España están de un modo u otro participados por la simpatía hacia la causa separatista e imperialista del nacionalismo euzkadiano. Clamorosa claudicación que tiene aspectos tan desagradables como el del "chivatazo" a los etarras del Bar Faisán, en el que altos mandos del gobierno socialista impidieron que se practicasen detenciones contra etarras encargados de la financiación de la banda y que el PSOE está intentando impedir con todos sus medios que se investigue. En este contexto las últimas palabras de Jaime Mayor Oreja, afirmando que el Gobierno (de ocupación) sigue negociando con ETA no son ningún dislate, pero suenan incongruentes por el propio papel incongruente del mismo Mayor Oreja. Si en lugar de dilapidar su herencia política familiar carlista hablase desde la libertad de quien nada debe al actual sistema político imperante seguramente el político guipuzcoano desvelaría mucho más de lo que dice y además su discurso seria más coherente, pues englobaria a ETA y a sus cómplices como uno más de los actores que hacen posible el actual sistema político, suma de transacciones y pasteleos entre la oligarquía liberal y la izquierda internacionalista y separatista contra los fundamentos políticos de la Hispanidad.
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