Manipulación abortista

Owosso, Michigan, 15 septiembre 2009. La prensa del sistema ha guardado silencio sobre el asesinato del activista anti aborto Jim Pouillon, muerto a tiros el pasado 11 de septiembre ante el Owosso High School, ante la cual rezaba y sostenía un cartel con la foto de un recién nacido. Pouillon era completamente contrario al uso de la violencia. Este silencio cómplice establece una llamativa la diferencia con las ruidosas campañas que esos mismos medios organizan las pocas veces que una clínica-matadero es atacada, o que un médico abortista es ejecutado (recordemos que esos médicos cometen miles de asesinatos, con lo que se cumple la cínica consigna de Stalin "un muerto es una tragedia, un millón de muertos una estadística").

Mientras en España parece cada vez más claro que el objetivo de algunos de los convocantes de la manifestación del próximo 17 de octubre en Madrid es convertir al movimiento pro vida en un movimiento abortista bis (en favor del aborto "despenalizado", en contra del "legalizado") al servicio del abortista Partido Popular; y en los Estados Unidos (y en L'Osservatore Romano) una parte de la jerarquía católica homenajea a abortistas furiosos como el difunto Edward "Ted" Kennedy; en el Estadio Willman de Owosso, Michigan, numerosos activistas anti aborto se han congregado para rendir homenaje al defensor de la vida asesinado. A continuación han llevado a cabo una vigilia ante los locales de la organización abortista y genocida Planned Parenthood.

Pensemos que el aborto es siempre violencia, siempre asesinato; que promover el abortismo es fomentar la peor forma de terrorismo; que quienes condonan sin pestañear los cientos de miles de abortos llevados a cabo con las legislaciones actuales, carecen de autoridad moral para intentar encabezar protestas contra nuevas leyes abortistas. Ellos están del otro lado, del lado de los asesinos.